Después de la gestación los sistemas fisiológicos de la madre se reajustan de forma que se anticipan a las demandas metabólicas que efectuará el feto. Este reajuste permite un amplio margen de seguridad, cubriendo así las necesidades del feto en términos de crecimiento y de desarrollo, además asegurando las necesidades de la madre en términos de adaptación metabólica.
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